10 noviembre 2013

Mileva Maric. A la sombra del genio


“Es innegable que Mileva podía entender sus artículos y que incluso podía leerlos a la caza de errores”. Esta es la conclusión del autor del texto Einstein. El espacio es una cuestión de tiempo, primer libro de la colección que publica El País sobre los grades hitos de la ciencia, en relación al debate que se produce en la Historia de la Ciencia de las últimas décadas sobre el papel de Mileva Maric en los trabajos científicos que llevarían a Einstein a la gloria. ¿Sólo leerlos?

La polémica sobre la posible coautoría se inició en el Simposium sobre “el joven Einstein” organizado por la A.A.A.S. (Asociación Americana para el Avance de la Ciencia) en 1990. Unos años antes, en 1987, se abrían los archivos privados del científico después de la muerte de sus albaceas y la correspondencia revelaba aspectos poco conocidos de la vida de Einstein. Los detalles de la relación con Mileva Maric, su compañera de estudios y primera esposa, la existencia de una hija nacida antes del matrimonio de la que se pierde su pista unos años después y, sobre todo, escrito de su puño y letra referencias a “nuestra teoría”. Los historiadores e historiadoras se alinean entre quienes ven en Mileva una especie de musa romántica, una inspiradora y estímulo constante a la creatividad del genio, el papel que a lo largo de la historia se ha otorgado a las mujeres, amigas, esposas o amantes de los grandes hombres que han contribuido a los avances de la ciencia, y aquell@s que sostienen que los conocimientos matemáticos de Mileva fueron indispensables para ofrecer forma y fundamento a la imaginación teórica de Einstein. Es innegable que los años más creativos de su carrera científica fueron aquellos en los que ambos estaban juntos.


29 septiembre 2013

Sobre Hipatia. Notas para mi hijo Carlos


(Texto, a excepción de la Intro, de la Conferencia titulada De astrolabios y Filosofía: Hypatia de Alenjadría, impartida el 6 de Octubre de 2009 en el curso Mujeres y astronomía, organizado por el IUEM en la ULL)

El alumnado de primero de bachillerato configura la última promoción que cursará la asignatura de Filosofía y Ciudadanía, si el gobierno sigue adelante con la propuesta de eliminación de esta materia. Así se lo han comunicado a l@s chic@s. Además,  puesto que es el último curso,  la profesora de este grupo no considera muy necesario incidir en el apartado “mujeres filósofas”, una redundante etiqueta que se incluye en los libros de texto y que, fuera de las clasificaciones de la historia de la filosofía, dedica un apartado de menos de una página a citar unos pocos nombres de filosófas. De Hipatia, unas líneas para destacar que era la hija de Teón de Alejandría y que murió de una forma violenta. Recupero pues, para mi hijo y sus compañer@s de clase, mis notas de una conferencia impartida hace unos años en el curso Mujeres y Astronomía.

Sobre las fuentes y la  diversidad de imágenes sobre Hipatia.
Hipatia aparece por primera vez en la literatura europea en el siglo XVIII.  Como señala Maria Dzielska en su estudio sobre Hipatia, John Toland publica en 1720: “Hipatia o la historia de una dama de gran belleza, virtud y sabiduría, competente en todo, que fue descuartizada por el clero de Alejandría para satisfacer el orgullo, la envidia y la crueldad del arzobispo a quien se conoce, de manera universal aunque inmerecida, como san Cirilo”. El ensayo causa un gran revuelo en los círculos eclesiásticos y Thomas Lewis publica como respuesta: “La historia de Hipatia, una desvergonzadísima maestra de Alejandría. En defensa de san Cirilo y del clero de Alejandría contra las acusaciones del Sr. Toland”. La batalla estaba servida.

Ya Voltaire y los ilustrados creyeron que Hipatia había sido asesinada porque creía en los dioses helenos, las leyes de la naturaleza racional y la capacidad de la mente humana liberada de dogmas impuestos.  Así, los pensadores ilustrados mostraron la muerte de Hypatia como un conflicto entre paganismo y cristianismo. Paganismo identificado con la cultura griega que se extinguía ante el avance de un nuevo mundo ligado al cristianismo emergente. La muerte (el despedazamiento) de Hypatia sería el símbolo también del desmembramiento y desaparición de la cultura clásica en el momento que da paso a una oscura Edad Media. El mundo antiguo, la cultura clásica, se había caracterizado por el culto a la razón, a la luz de las demostraciones geométricas, la claridad de las ideas y la argumentación formal y el gusto por la belleza y el canon armónico. Frente a ello, se produce el avance de un mundo presidido por el oscurantismo, el temor, la religión y los dogmatismos asociado todo ello también a unos elevados niveles de violencia generalizada. Esta etapa fue superada por los europeos precisamente por una apuesta de la razón frente a la religión, y esa razón era representada por Hipatia y la religión por sus asesinos. Así, Voltaire, por ejemplo tomó el asesinato de Hypatia como expresión del irracionalismo que ellos mismos (los ilustrados) querían combatir gracias a la Filosofía y la nueva ciencia. Examina la cuestión en la obra titulada Examen importante de Milord Bolingbroke o la tumba del fanatismo. Y en su Diccionario Filosófico, Voltaire insiste en su tesis de la muerte de la razón debida al fanatismo religioso y añade una ocurrencia: “cuando se desnuda a mujeres hermosas, no es para perpetrar matanzas”.


El  historiador inglés E. Gibbon, influido por las ideas de la ilustración, el neohelenismo y el estilo literario y filosófico de Voltaire, elabora la leyenda de Hipatia. El “crimen de Alejandría” encaja con su tesis de que la consolidación del cristianismo es la causa de la caída de la antigua civilización. A mediados del S. XIX la leyenda literaria de Hipatia llega a su punto más álgido de la mano de poetas de corte romántico para quienes Hipatia sigue viva en la imaginación occidental como la encarnación de la belleza corporal y de la inmortalidad del espíritu, de la misma manera que los ideales paganos de Grecia han moldeado la espiritualidad de Europa y se asocian ideas de éxtasis romántico acerca del “paraíso de los griegos”. Mientras los poetas y literatos exaltan la figura de la filósofa, Charles Kingsley, clérigo (anglicano) novelista e historiador inglés, en 1893 elabora su leyenda en “Hipatia o los nuevos enemigos con rostro antiguo”, una novela romántica, de mediados de la época victoriana y fuertemente anticatólica. En la obra, Hipatia (hermosa, sabia y virtuosa)  muestra un odio feroz al cristianismo y aunque al final se convierte y es bautizada como cristiana, la asesinan los monjes dando rienda suelta al fanatismo, a la ignorancia y a ocultos deseos carnales. Kingsley subraya el aspecto erótico del crimen. El libro se traduce a muchos idiomas; también a español con el título Hipatia o los últimos esfuerzos del paganismo en Alejandría con el objetivo de suavizar la crítica anticatólica, e incluso se hacen tesis sobre él, su retrato de Hipatia funciona como un símbolo de civilización que desaparece. Con la muerte de la última idealista del helenismo desaparecen los valores griegos.

A finales del XIX y ya en el XX, seguimos encontrando obras literarias o de historiadores que siguen enfatizando la idea de Hipatia como figura heroica en el conflicto de dos poderes de la historia europea: el espríritu libre que busca la verdad en el mundo material frente a la religión supersticiosa (representada por la Iglesia) que esclaviza la razón. En 1925 Dora Russell escribe una obra titulada Hipatia que versa sobre la necesidad de trasmitir el espíritu de la filósofa a las nuevas generaciones para que las mujeres tengan la misma libertad de acción que los hombres. Y en los años 80 se fundan dos revistas de pensamiento feminista que llevan su nombre, en Atenas y en EEUU.

 ¿Quién fue Hipatia?
Sabemos la fecha de su muerte pero se mantienen incertidumbres en torno a la fecha de nacimiento: Se barajan tres fechas: 355, en torno al 370-75 y hacia el 390.  Como argumenta Dzielska, si hubiese nacido en el 390 habría muerto con menos de 25 años lo cual no parece ajustarse a la biografía intelectual de una mujer que había dedicado muchos años a la ciencia y a enseñar filosofía siendo venerada como una maestra de gran sabiduría (aunque esta fue la imagen difundida por Kingsley en su obra). Los argumentos a favor de la fecha del 375 darían la razón a la afirmación de Dasmacio, una de las fuentes sobre la vida de Hipatia, de que esta era una bella mujer cuando muere, lo cual no se hubiese aplicado a una mujer mayor de 40 años. Pero su discípulo, del que se conservan sus cartas y que es una de las fuentes principales de interpretación historiográfica sobre la vida y obra de la filósofa habría estudiado con Hipatia en la década del 390, lo cual hubiese significado que maestra y discípulo contaban la misma edad (unos 20 años), lo cual no encaja del todo con el tono de respeto y reverencia que utiliza Sinesio al referirse a su maestra. La más plausible, por tanto, es la de en torno al 355, al haberse encontrado también referencias en un autor bizantino del siglo VI a Hipatia como una palará, una mujer mayor, en el momento de su muerte.

Hipatia fue matemática, astrónoma y filósofa neoplatónica. De acuerdo con la información contenida en la enciclopedia bizantina del S. X  Suda, su padre Teón fue el último director del Museo de Alejandría. Astrónomo y matemático, consagrado al estudio de Euclides y Tolomeo, predice más de 300 eclipses de sol y de luna, un erudito extraordinariamente culto que se interesa también por la filosofía, la literatura religiosa pagana y por las antiguas prácticas de adivinación e incluso la alquimia, ciencia alejandrina. Algunos de los trabajos científicos de Teón se han conservado como su adaptación de los Elementos de Euclides, pensada para la docencia, los Datos y la Optica. También fue comentarista de las obras de Ptolomeo. Teón no trabaja sólo, tiene colaboradores y, entre ellos, su hija es la más destacada e incluso algunas fuentes la definen como superior en sabiduría a él, sobre todo en Astronomía y Filosofía. No era extraño en las clases altas del Imperio Romano que las mujeres recibieran educación, en el caso de Hipatia es obvio que la privilegiada situación de su padre, así como su orientación platónica (que recomendaba la educación de las mujeres) determinó que obtuviera la mejor educación filosófica. La formación matemática y astrónómica era una parte de la formación filosófica.

La búsqueda del conocimiento y su faceta como maestra.
Teón e Hipatia se dedicaron al estudio y la investigación y fueron magníficos comentaristas y editores. Editaron, preservaron y enseñaron el trabajo de los grandes astrónomos y matemáticos.


Pertenecientes a la escuela platónica tardía o gnóstica consideró que las cuestiones filosóficas importantes: ¿Quiénes somos?, ¿cuál es nuestro lugar en el orden de las cosas?, ¿cuál es la naturaleza de Dios?,  ¿y la del bien y el mal? necesitan respuestas que sólo pueden gestarse tras el estudio profundo de nuestro mundo. Para Hipatia y el resto de estudiosos de su tiempo, la Metafísica y la Cosmología llevaba a las Matemáticas, la Astronomía, la Geometría y la Física, y gracias a ellas, a las repuestas sobre las grandes cuestiones religiosas, sociales y políticas de su tiempo.

Las nuevas interpretaciones historiográficas sobre Hipatia y la atención a las fuentes consideradas secundarias, en este caso la correspondencia de su discípulo Sinesio de Cirene, revelan una Hipatia desconocida o no tenida en cuenta en los textos tradicionales. Y es la faceta de maestra. Sus enseñanzas y actividades filosóficas atraen a un buen número de discípulos que conforman su círculo más cercano y a los que guía pacientemente en el camino de la búsqueda del conocimiento. Los alumnos más cercanos son personas que más adelante desempeñarán cargos importantes imperiales, civiles o eclesiásticos y gran parte de los miembros de la élite cultural, social y política de Alejandría son amigos de Hipatia y asisten a sus clases o conferencias públicas. La propia Hipatia ocupa una importante posición social, cultural y política en la ciudad, lo cual, como veremos más adelante, es una de las claves para comprender su violenta muerte. Dado su prestigio espiritual, su vida ascética, sus dotes políticas y popularidad como profesora promueve el respeto por la Filosofía y cuenta con la estima de todos, quienes la admiran por su prudencia y moderación. Su escuela está formada por estudiantes de diversos credos religiosos: paganos, cristianos y judíos conviven en sus clases y proceden de diversos sitios, de Siria, Cirene, Alejandría, de Constantinopla, la capital del Imperio, etc. Todo el que desea estudiar Filosofía acude a ella y ella respeta a los cristianos, se muestra indiferente a los ritos y cultos paganos y se mantiene neutral en las luchas y altercados de tipo religioso.

¿Qué Filosofía? Y ¿cuál es el papel de la Matemática y la Astronomía en ella?
Hipatia desvela a sus alumnos el sentido profundo de la investigación filosófica, se la considera como una “guía auténtica para los misterios de la Filosofía”. Y la filosofía de Hipatia es la de Platón, un platonismo tardío o neoplatonismo. La sabiduría se alcanza tras un viaje a través de los conocimientos y una vez que el espíritu se halla en un estado de revelación, de contemplación, de teoría. Se alcanza la experiencia de ver la verdadera realidad, la causa original de la realidad temporal, el origen y la explicación, por tanto del porqué de las cosas.

La vida de la persona que experimenta este evento, da un giro radical, alcanza la vida verdadera tan buscada por todos l@s filósof@s. A partir de ese momento esa persona se guiará siempre por la Razón, y la utilizará para alcanzar el éxtasis que eleva a otra dimensión la existencia personal, el logro de la Felicidad, la fusión con el Uno. El espíritu llega a contemplar la Belleza y la Bondad últimas (no las particulares y efímeras) y para alcanzar esta elevación del espíritu, de acuerdo con la filosofía platónica, han de desarrollarse las capacidades cognitivas a lo largo de la vida, una vida vivida de acuerdo con la razón, un gran esfuerzo de cultivo de los conocimientos pero también de perfección ética. Sólo desde esta perfección en el comportamiento puede aspirarse a la contemplación última de la Verdad. Ella misma se autoimpone tal perfección: se mantiene casta, virgen, lleva una vida ascética (lleva la capa de los filósofos sobre sus hombros) y en gran medida mística y su comportamiento es intachable.

Además de estudiar Ontología y Etica, Hipatia enseña Matemática y Astronomía. En realidad, las matemáticas son un instrumento muy importante en este camino de búsqueda de la sabiduría. Sus verdades dirigen a los estudiantes, les abre los ojos a la realidad ideal al entrenarles en las generalizaciones, demostraciones. La perfección geométrica es la vía de entrada a las verdades del orden real. Y de todas las ciencias matemáticas, la Astronomía es la que ocupa el lugar más alto. Ella dice, por boca de Sinesio: la astronomía es, por sí misma, una forma divina de conocimiento.

“De esta manera los ritos sagrados de la filosofía se harán accesibles a quienes buscan la sabiduría tradicional así como a quienes estudian los principios de las matemáticas, la geometría y la astronomía. Y la astronomía procede a sus demostraciones de manera clara y precisa, haciendo uso de la aritmética y de la geometría como auxiliares; se trata de disciplinas a las que se puede llamar propiamente una medida fija de la verdad”


Así pues, las matemáticas y la astronomía son simples escalones que llevan a un conocimiento superior, la filosofía del ser.

Sus trabajos científicos.

Los comentarios en la tradición clásica han de ser interpretados adecuadamente, no suponían una mera adición de comentarios críticos o aclaraciones al texto original sino que, por lo general, suponían una reescritura completa, así como una presentación alternativa de los problemas con el objetivo de simplificarlos para la docencia, pero a los que con frecuencia se añadían contribuciones originales propias, diferenciadas del original y muy apreciadas si la autoridad del comentarista era alta. En el caso de los comentarios de Hipatia además de mostrar su alta calidad científica, permitieron la continuidad del uso de unos textos que con toda probabilidad hubiesen desaparecido. De hecho,  muchas de las obras de la Antigüedad se conservan a través de los comentarios.
Comentario sobre la  Aritmetica de Diophanto. Este comentario que incorpora la copia del texto original, es la versión del trabajo de Diofanto más antigua y genuina que sobrevive. Ella desarrolló las llamadas ecuaciones diofánticas, expresiones algebraicas con múltiples soluciones enteras (ej. Las diferentes maneras en que se puede cambiar un euro empleando monedas de diferente valor). También las llamadas ecuaciones cuadráticas o ecuaciones de segundo grado.
Comentario sobre las Cónicas  de Apolonio. Las cónicas son las curvas que aparecen al cortar un cono con un plano (círculos, elipses, parábolas e hipérbolas). Su trabajo es la mejor descripción y tratamiento crítico de las mismas hasta el S. XVII, cuando vuelven a ser objeto de estudio a raíz de la utilización de las mismas por Kepler para definir adecuadamente la trayectoria de los planetas. E. Halley, el astrónomo, coleccionó todas las versiones antiguas e intentó reconstruir el manuscrito original y las aportaciones de Hipatia al mismo.

Comentario sobre la Sintaxis Mathematica de Ptolomeo. Editó el tercer libro del Comentario iniciado por su padre Teon. El  Canon Astronomico es parte del comentario a  la Sintaxis Mathematica de Ptolomeo.

El Comentario al Libro III de la Sintaxis Matemática de Ptolomeo.
Según la descripción de E. Waithe en su History of Women Philosophers, Hipatia comienza su trabajo con un capítulo de 36 pag. que contiene una recapitulación de los dos Libros precedentes y un análisis de la historia de la astronomía solar hasta sus días. Describe la teoría solar de Ptolomeo, la duración del año, los días, las estaciones, etc. Hay que recordar, para comprender las innovaciones de Hipatia que hasta la revolución copernicana se trabajaba con una visión geocéntrica del mundo: El sol y los planetas describen una órbita en torno a la Tierra, inmóvil y firmemente anclada en el centro del universo.

En sus comentarios acerca de la teoría del movimiento solar de Ptolomeo, clarifica y sitúa en contexto las aportaciones del astrónomo alejandrino del S.II.; pero sus comentarios son también críticos, allí donde Hipatia advierte errores o imprecisiones que necesitan de correcciones técnicas, pero también metodológicas o conceptuales. Por ejemplo, Hipatia plantea que muchos de los problemas de la teoría ptolemaica sobre el movimiento del sol y la localización precisa de los equinoccios se debieron a que sólo se tomaba en consideración el año tropical (el año tropical es el tiempo que tarda el Sol en volver al mismo equinoccio: menos de 365 ¼ días) y no el sideral: es el periodo de retorno de las mismas estrellas fijas y es más largo que el año tropical.  De hecho algunos historiadores comentan que Hipatia, en esta apreciación, estaría aludiendo al uso del año Sótico (el tiempo que tarda la estrella Sirius en volver a la misma localización celeste: 365 días, 6 horas, y varios minutos). Este sistema podría establecer cálculos de los equinoccios de forma más precisa, y calcular equinoccios remotos en el tiempo con mayor garantía que el esquema ptolemaico.

Respecto a los mecanismos matemáticos de Ptolomeo, como la excéntrica, el epiciclo y el deferente y el ecuante, concebidos como hipótesis geométricas que ‘salvaran las apariencias’ de irregularidad de los movimientos del Sol, la Luna y los planetas, cuestión que generó una gran discusión historiográfica, metodológica y epistemológica a lo largo de los siglos sobre cómo concebirlos: si como meras ficciones matemáticas que permiten calcular, aunque sometidos a ciertos principios físicos que funcionan como marco en el que desarrollar la investigación astronómica, o si a pesar de ser mecanismos matemáticos deben, en último término, ser consistentes con una descripción física, en términos realistas, de los movimientos celestes, la posición de Hypatia parece ser esta última.  Afirma en su comentario que era imposible que el Sol pasara por el mismo punto en el deferente y en la excéntrica según los diagramas de Ptolomeo. Los dos movimientos del Sol no estaban bien sincronizados, lo que debía ser resuelto.

Sus comentarios debieron ser estudiados cuidadosamente por Copérnico, diez siglos más tarde, cuando éste, ávido estudioso de la tradición astronómica, y conocedor de los comentarios a la obra de Ptolomeo, de los cuales, la obra de Teón e Hipatia es considerada la más antigua y de mayor calidad, propone su reforma de la astronomía. El único ejemplar del libro III de la Syntaxis de Ptolomeo con los comentarios críticos de Hipatia se encuentra en Florencia, en la Biblioteca de los Medici. Podemos suponer,  como afirma Waithe, que Copérnico leyera los comentarios de Hipatia al Tercer Libro y que prestara atención a las críticas metodológicas que ella elabora sobre algunos aspectos de Hiparco y Ptolomeo. En concreto sobre la imposible sincronización de los movimientos del Sol en el esquema ptolemaico, lo cual pudo influir sobre la decisión copernicana de cambiar las funciones de la Tierra y el Sol en su modelo heliocéntrico.

Los instrumentos de observación astronómica: el astrolabio y el Canon astronómico.
Una aportación complementaria, con la que Hipatia perfeccionó la contribución de los antiguos astrónomos fueron las tablas astronómicas. La cuidada elaboración de las tablas astronómicas de Hipatia, la inclusión de un nuevo cálculo de los valores matemáticos de los eventos celestes descritos por los astrónomos antiguos, tuvo como objetivo revisar la adecuación de los datos de observación al esquema ptolemaico con la ayuda de nuevos instrumentos científicos como el astrolabio.

Establecer mediciones de los cielos de forma correcta, pero también localizaciones geográficas remotas puso a prueba el genio matemático de los alejandrinos. La geometría plana de Euclides fue superada por la esférica de Hiparco, la cual estableció tablas numéricas que permitieron hacer mediciones rectas a lo largo de líneas circulares (las tablas de cuerdas precursoras de las trigonométricas que permiten trazar senos y cosenos de ángulos). El astrolabio, un instrumento inventado por Hiparco según algunas fuentes aunque no hay acuerdo sobre ello, permite medir las posiciones de las estrellas en el cielo. Tal posición, depende, además, de las coordenadas geográficas del lugar desde el que se hace la observación. Y, de forma inversa, el conocimiento del lugar permite saber la hora. El astrolabio es literalmente un modelo del universo, todos los conocimientos de la época sobre el cielo y la tierra están situados en un pequeño disco de metal, en el que están grabados todos los símbolos y cifras necesarios para realizar los cálculos precisos.

Hipatia construyó astrolabios y era experta en su manejo como se afirma en la Carta de Sinesio a Paeonius. En ella Sinesio relata cómo él mismo construye astrolabios a partir de las enseñanzas de su sabia maestra. Este texto es considerado un documento importante en la historia de la astronomía.


Claves de su muerte e interpretaciones.
Existen al menos tres interpretaciones conocidas: Dasmacio, Isidoro, Obispo de Nikiu y Sócrates Escolástico, y una selección de estos textos se encuentran en antiguas entradas del blog. En nuestro país, el director Alejandro Amenábar refleja bien el contexto histórico y las claves de su muerte en su  película Agora.

El patriarca Teófilo, a quien sucede Cirilo, lleva a cabo una campaña en la ciudad en contra del paganismo, eliminando los cultos religiosos aún existentes. En el 391-392 ataca el Serapeo, centro de culto pagano en Alejandría. Muchos paganos se atrincheran en el templo y hacen incursiones contra los cristianos, lo que provoca un edicto del emperador por el que se ordena a los paganos a abandonar el templo y se entrega el Serapeo a la Iglesia. Algunos filósofos neoplatónicos, afines a las religiones antiguas se unen a la causa en defensa de los paganos y finalmente, ante la derrota, abandonan Alejandría.
Sin embargo, en este tiempo la actividad filosófica de Hipatia no se ve afectada, evitando los escenarios de las batallas entre cristianos y paganos. Hipatia no comparte el politeísmo griego, ni los cultos tradicionales locales y tampoco apoya su platonismo con prácticas relacionadas con rituales, adivinación o magia, no participa en definitiva de las prácticas paganas de culto. Tampoco se siente obligada, en los círculos en que se mueve, a ocultar su religiosidad no cristiana, ella disfruta gracias a su autoridad moral de independencia intelectual y de tolerancia de las autoridades eclesiásticas. E incluso argumenta que su sentido de la religiosidad no está muy alejado de los principios del cristianismo.

Pero estas circunstancias comienzan a cambiar con la elección de Cirilo, lo cual provoca malestar y división entre los propios cristianos. Además, la acción política de Cirilo va encaminada a ampliar el poder eclesial, promoviendo la idea de la pureza de la fe, se vuelve contra los judíos y contra todos aquellos que sostienen creencias heterodoxas. Este abuso de poder por parte de la autoridad eclesiástica provoca el malestar de la autoridad civil, el representante del poder imperial, Orestes. Este encuentra respaldo entre las personas notables de la ciudad, entre ellas Hipatia, y muchos comienzan a lanzar el rumor de que ella y sus ideas son el impedimento de la reconciliación entre Cirilo y Orestes, ambos cristianos.

Efectivamente, en política, Hipatia defiende el gobierno civil secular y el diálogo en política y cree que la autoridad del obispo Cirilo no debe extenderse a sectores que corresponden a la administración civil. Esta implicación de Hipatia en los asuntos políticos como amiga personal de Orestes es el origen de los celos o envidia de Cirilo quien teme su influencia tanto en Alejandría como fuera de ella. Al tiempo, Cirilo ansía el reconocimiento de los nobles y los ciudadanos del que Hipatia disfruta. Pero Cirilo sabe que las clases más bajas y los paganos a quienes ella no apoyó en el episodio del Separeo pueden ser utilizados a su favor. Sus acólitos comienzan a poner en práctica su estrategia: la presentan como bruja y le achacan el peor tipo de brujería, la magia negra, que está penada con los castigos más severos en el sistema legal del imperio cristiano. Los rumores sobre la práctica de la magia negra provocan un miedo profundo entre los más ignorantes que, en consecuencia, atemorizados están dispuestos a actuar de forma violenta y despiadada contra los brujos. La célebre filósofa se convierte en una “abominable mensajera del infierno consagrada en todo momento a la magia, los astrolabios y los instrumentos musicales”. Por medio de esa manipulación se presenta a Hipatia como bruja peligrosa que formula hechizos satánicos contra los alejandrinos y su primera víctima es Orestes el gobernador de la ciudad quien, como consecuencia de sus encantamientos, se aleja de la verdadera religión cristiana. De entre los convencidos surge un grupo que decide matar a Hipatia y ejecutan el crimen un día de marzo del año 415.

Es el asesinato de una bruja cometido por cristianos que aplican con celo sus creencias y defensa de la religión de Cristo, pero lo cierto es que es un asesinato político. El conflicto entre Orestes y Cirilo finaliza al eliminar la persona que representa la oposición a éste. Como consecuencia, Orestes probablemente abandona la ciudad consciente ya de su extrema debilidad, y Cirilo logra la posición deseada en Alejandría. Si bien finalmente Constantinopla acaba recortando su poder sobre la ciudad de Alejandría.

Su asesinato no es único, Alejandría es un polvorín y la ciudadanía se ve mezclada en continuos disturbios (se subraya el carácter especialmente violento de los alejandrinos en una ciudad en la que conviven paganos, judíos, cristianos, arrianos…). En los años anteriores y siguientes otros obispos sufren la misma muerte que Hipatia. Los cuerpos son arrastrados por la ciudad, mutilados y exhibidos atravesando la Vía Canópica, a continuación los restos son quemados y las cenizas esparcidas. Con ello se evitaba la conservación de unas reliquias que hubiesen supuesto su conversión en mártires y un lugar que venerar por parte de fieles. Además, en una región como la egipcia donde la preservación de los cuerpos había alcanzado un nivel de complejidad y perfección técnica, la incineración era un acto denigrante. Hipatia fue protagonista de un ritual idéntico.

Textos de referencia:
M. Dzielska (1995), Hipatia de Alejandría, Siruela, 2004
M. E. Waithe, History of Women Philosophers, vol 1. Kluwer A.P., 1987
A. González, Hipatia, Ediciones del Orto, 2002

29 agosto 2013

Mary Fairfax Somerville: lo científico sublime


Cuenta una anécdota que, casada con su segundo marido y participando en una reunión con Laplace y otros científicos, alguien afirmó que apenas una docena de matemáticos eran capaces de leer la compleja obra de Laplace y desde luego sólo dos mujeres y ambas escocesas: la señora Craig y ella, la señora Somerville. Ambas eran la misma persona. Tras los apellidos de los maridos, a veces cambiantes, la autoría de destacadas mujeres de ciencia se diluye en una Historia de la Ciencia que no les ha prestado atención. Mary Somerville (1780-1872) es sin duda una de las grandes olvidadas.

Mary Somerville , llamada “la reina de la ciencia en el siglo XIX” en el obituario publicado por The Morning Post, el 2 de Diciembre de 1872, es conocida por ser la traductora de Mécanique Céleste de P. S. Laplace con el título The Mechanism of the Heavens (1831). En esta obra incluyó una Disertación Preliminar que contribuyó a la introducción de las matemáticas continentales entre los lectores ingleses ya que incluía las herramientas conceptuales necesarias para la comprensión del texto, así como una historia de los avances en astronomía y una contextualización, elucidación, e interpretación del trabajo de Laplace. Esta ‘traducción al lenguaje común’ hizo que el libro y la Disertación se convirtieran en los textos centrales en los cursos de matemáticas en Cambridge y que formaran parte del proyecto de creación de la Library of Useful Knowledge impulsada por Lord Brougham, si bien finalmente hubo de encontrarse otro editor ante la magnitud de la obra.



Mary incorpora en su trabajo un esquema interpretativo que ‘suaviza’ el esquema mecanicista y determinista de Laplace y presenta un universo vivo, lleno de luz y color. Esta obra la sitúa en la élite de la ciencia. En tal sentido, forma parte del círculo de la bióloga y química Jane Marcet, John Herschel, Charles Babbage y Ada Lovelace, de quien es instructora y amiga, Faraday o George Peacock, entre otros. Con este primer trabajo de 1831 obtiene una merecida reputación científica. Mary había presentado en 1826 en la Royal Society el estudio basado en experimentos realizados en su jardín «The Magnetic Properties of the  Violet Rays of the Solar Spectrum», publicado en Philosophical Transactions.  En 1834, publica On the Connexion of the Physical Sciences, un amplio tratado sobre la interdependencia de los fenómenos físicos y las conexiones entre las ciencias físicas. La obra trata sobre astronomía física, mecánica, magnetismo, electricidad, sobre la naturaleza del calor, el sonido y la óptica además de la meteorología y climatología. La comprensión de los cielos se unía así al deseo subsiguiente de comprender los fenómenos terrestres, pues estaba convencida, y este convencimiento es una constante en el conjunto de su obra, de la profunda unidad natural que subyace en todo el universo. Faraday revisó varias ediciones de la obra, que llegaron a diez, además de las traducciones al francés, alemán e italiano, y de la que se venden más de 15.000 ejemplares. 



A través de sus reediciones en los cuarenta años siguientes se advierte la evolución de la ciencia en estos temas ya que la obra era escrupulosamente puesta al día. Un dato importante a considerar es que en la reseña de esta obra que realiza W. Whewell, Master del Trinity College de Cambridge, aparece el  primer uso público del término ‘científico’: W. Whewell, «On the connexion of the physical sciences. By Mrs. Somerville», Quarterly Review, 51, 1834, pp. 54-68. Whewell había propuesto el término en 1833 en una reunión de la British Association for the Advancement of Science. En la reseña establece dicho término como análogo a “artista” o “economista”, y lo define de modo general como “un nombre con el cual podemos designar a los que estudian el conocimiento del mundo material colectivamente..., un término general con el que los miembros (de BAAS) pueden describirse a sí mismos con referencia a sus metas”. Estamos en un momento en el que la profesionalización, especialización e institucionalización de la ciencia aún no se habían producido.

En 1848, ve la luz Physical Geography. La obra estaba lista para la imprenta cuando se publica el primer tomo del Kosmos de Humboldt, lo que estuvo a punto de hacer que Mary desistiera de su publicación y que destruyera la obra quemándola. Pero la envía a J. Herschel, quien recomienda su inmediata publicación. Se convierte también en el texto de referencia en las universidades inglesas durante los siguientes cincuenta años. La obra incluía una descripción de la estructura global de la tierra y otras características de la misma comenzando con las fuerzas que dieron lugar a los continentes. Estudia también los elementos más dinámicos del paisaje natural: las mareas, los ríos y los lagos, y las fuerzas que actúan en ellos, incluyendo las que gobiernan la temperatura, la luz y el color, la electricidad, las tormentas, la aurora y el magnetismo. Incluye una descripción del mundo vegetal de acuerdo con su distribución geográfica; la descripción de los insectos, los peces y los reptiles de acuerdo con esa misma distribución y la descripción de los pájaros y de los mamíferos por continentes. Finalmente, muestra la distribución y condición de la raza humana: hace repaso a las teorías sobre sus orígenes, las costumbres, el  lenguaje y las cotas de progreso alcanzadas por la humanidad. 

 










Una anciana pero lúcida Mary Somerville publica dos textos más,  Molecular and Microscopic Science, en 1869, en los que incluye los más recientes descubrimientos en química y física y, finalmente, su propia correspondencia, recogida en Personal Recollections: Cartas y notas seleccionadas por su hija, Martha Somerville y publicadas en 1873 como Personal Recollections, from Early Life to Old Age, of Mary Somerville, John Murray, Londres. Existe una edición actual de Dorothy McMillan, Queen Of Science. Personal Recollections of Mary Somerville. Cannongate, Edinburgh, 2001.



Junto a su labor científica hemos de destacar su continuo compromiso con la educación y la conquista de derechos de las mujeres. Como afirmó J. Stuart Mill, ella encabezó la lista de firmantes del manifiesto por el sufragio para las mujeres, también formó parte del movimiento anti-vivisección y se trasladó a vivir a Italia en la década de los cuarenta criticando ‘el prejuicio irracional que prevalece en Gran Bretaña en contra de la educación literaria y científica para las mujeres’. Paradójicamente creía que, a pesar de todo, a las mujeres les faltaba el ‘genio’ científico. Esta afirmación la hace en la octava edición de Connexion of Physical Sciences, al introducir la novedad del descubrimiento de Neptuno (1846) tras la computación de la órbita de Urano. La idea, había afirmado Adams, surgió tras la lectura de una edición anterior de la obra de Mary. Efectivamente, en la sexta edición publicada en 1842, puede leerse:

«Those of Uranus, however, are already defective, probably because the discovery of that planet in 1781 is too recent to admit of much precision in the determination of its motions, or that possibly it may be subject to disturbances from some unseen planet revolving about the sun beyond the present boundaries of our system. If, after a lapse of years, the tables formed from a combination of numerous observations should be still inadequate to represents the motions of Uranus, the discrepances may reveal the existence, nay, even the mass and orbit, of a body placed for ever beyond the sphere of vision».

Aún así, este aspecto del descubrimiento del planeta ha sido ampliamente ignorado por la historia de la ciencia.

La Royal Society situó su busto en el Great Hall. Fue miembro honorario de las más destacadas Sociedades Científicas y recibió una pensión del gobierno. Jane Marcet le escribió:
«You receive great honours, my dear friend, but that which you bestow on our sex is still greater, for with talents and acquirements of masculine magnitude you unite the most sensitive and retiring modesty of the female sex». Personal Recollections, (2001, 168)



Mary Somerville es, probablemente, una de las grandes olvidadas por la historia de la ciencia. Los primeros trabajos historiográficos de Mary Somerville como científica, más allá de las pequeñas reseñas incluidas en las historias de las mujeres matemáticas son los de E. C. Patterson: «Mary Somerville», BJHS , Vol. IV, nº16, 1969, pp. 311-339; «The case of Mary Somerville: An aspect of nineteenth century science», Proc. Amer. Philos. Soc., 118, 1974, pp. 269-275. y Mary Somerville and the Cultivation of Science 1815-1848. The Hage, Nijhoff. Kluwer, 1983. A lo sumo, ha sido incluida en los listados de mujeres matemáticas famosas y sus reseñas biográficas son tan cortas como superficiales y parciales. Otros relatos ‘no críticos’ y deudores aún de la concepción de la historia de la ciencia como un simple panteón de descubridores la han retratado como una popularizadora o figura de menor interés.

Pero Mary Somerville fue una eminente científica, su nivel de conocimiento de la ciencia fue muy alto, su participación en la comunidad científica de su época fue muy amplia, sus contribuciones al avance de la ciencia fueron fundamentales, el reconocimiento que recibió por parte de sus coetáneos y del gobierno en forma de pensión reflejan también su importancia como científica, y los criterios de cientificidad que se aplicaron a su trabajo fueron los mismos que se aplicaban a los trabajos de sus ‘colegas científicos’. Formó parte de las mejores Sociedades Científicas de Europa y América, y vendió miles de ejemplares de sus obras.

Otros elementos pueden sumarse a la lista propuesta para ofrecer una imagen contextualizada e integrada de la significación de Mary Somerville, pero probablemente la mejor forma de mostrar tal reconocimiento sea ofrecer la voz a sus coetáneos. Como mencionamos anteriormente, W. Whewell redacta en 1834  la reseña de On the Connexion of the Physical Sciences para The Quarterly Review, forum de los debates científicos más avanzados de la época. En ella dedica gran número de reflexiones al problema de reconciliar las cualidades de la mente de Somerville con los prejuicios convencionales acerca de la inferioridad mental de las mujeres. Como sus contemporáneos, creyó que había un ‘sexo en las mentes’. Pero tampoco estaba satisfecho con la idea de considerar a Mary como ‘una excepción a la regla de las limitaciones femeninas en lo referente a la empresa intelectual’. Por lo tanto, crea una nueva categoría para incluirla: la élite de las matemáticas eminentes, entre las que cita a Hypatia, Maria Gaetana Agnesi y Mary Somerville, cuya cualidad mental es la de una ‘iluminación peculiar’ que hace que tengan el mérito de ser profundas y la gran excelencia de lograr la claridad. Uno de los aspectos más notables que Whewell presenta es que esta iluminación, como sugiere Neeley en Mary Somerville. Science, Illumination and the Female Mind. Cambridge University Press, 2001, no es una versión inferior o diferente del intelecto masculino, sino que es en algunos aspectos superior a la mente filosófica masculina. La admiración que Whewell refleja en estas páginas por las mujeres filósofas capaces de alcanzar tal claridad es expresada poéticamente estableciendo la diferencia entre unos y otras. A diferencia de los hombres, afirma, perdidos en las nubes de las palabras, la mente femenina es capaz de elevarse sobre los conflictos que dejan perplejos a los hombres, y su tendencia  a la complejidad; y el conflicto se contrapone a la característica que observa en el trabajo de Mary Somerville: la brillantez de su claridad, la lucidez con que advierte la interconexión entre todas las fuerzas de la naturaleza.

Es tremendamente instructivo leer estas páginas de Whewell en el análisis propuesto por Neeley. Nos permite repensar y revisar las asunciones sobre las mujeres, el género y la ciencia, así como repensar las relaciones entre la eminencia lograda por Mary Somerville y las categorías y conceptualizaciones tradicionales sobre las mujeres y la ciencia. Más instructivo aún es leer la selección de cartas publicadas en Personal Recollections. Mary es considerada como un miembro del grupo de W. Wallace en Edimburgo, y comparte el interés por el desarrollo y mejora de la instrucción matemática en Inglaterra. Este tema  preocupa también a los ‘hombres de Cambrigde’: Playfair, De Morgan, Ivory, Wallace, Paecock, Whewell, Babbage, y, por supuesto, Herschel. De hecho es invitada al Trinity College, donde recibe honores de eminencia científica tras la publicación de su obra sobre Laplace.

La relación más estrecha la mantiene con J. Herschel, quien se convierte en su amigo, revisor, crítico y colega. Junto a Faraday, son los amigos y contactos más importantes en el contexto de la red de colaboradores de la que forma parte. Es importante señalar que en la reseña que Herschel hace de Mechanism afirma que su trabajo será un fuerte estímulo para el estudio de la ciencia abstracta. El reconocimiento que logró por parte de sus coetáneos es razón más que suficiente para reclamar un análisis más profundo del personaje a través de la inmersión en el escenario, los valores y los debates de la época haciendo surgir así las características de la ciencia del momento en que vive.

La historia de las mujeres de ciencia permanece aún como un campo disciplinar aislado y debe ser un objetivo inmediato crear narrativas históricas integradas y más satisfactorias de la participación de las mujeres en la ciencia. Un enfoque integrador que subraye el entramado de sus relaciones, cómo fue percibida por sus contemporáneos y el reconocimiento y autoridad que le otorgaron. Lejos de los estereotipos relacionados con las mujeres interesadas en ciencia, quienes han sido valoradas como  amateurs, divulgadoras o popularizadoras, Mary Somerville puede ser considerada según los criterios de cientificidad de la época una científica, que escribe y dirige sus libros a lectores expertos, sus iguales y colaboradores. Además, puede ser considerada como una de las intelectuales más importantes de la época, como otros miembros de clase media que buscan o abogan por un cambio en la sociedad y aseguran su posición a través de la promoción de la ciencia y otras reformas (por ejemplo, el sufragio universal). Mary juega un papel instrumental en desarrollar y diseminar una visión de la ciencia que ayudó a promocionar la unidad cultural que situó a aquélla en el contexto de la agenda liberal y social.
               
Lo científico sublime: retórica y naturaleza viva.

                Como ha estudiado Margarita Santana, tradicionalmente se han rechazado u omitido las dimensiones retóricas de la ciencia: el discurso científico está absolutamente separado de otras formas de discurso, y más en concreto, de lo que son las formas literarias del discurso. Ciencia y literatura se han presentado como antagónicas: existe entre ellas un hiato insalvable. En la escritura de Somerville, sin embargo, conviven y coexisten conjuntamente la poesía y la ciencia, la imaginación y las matemáticas, la religión y la ciencia, el mundo del telescopio y el del microscopio, lo cósmico y lo cotidiano. M. Somerville combina amplitud de visión y profundidad de comprensión con claridad de percepción, y todo ello sin sacrificar la complejidad para lograr la claridad; así, une la complejidad de la ciencia y de la matemática con una certeza que le permite pasar la antorcha del conocimiento a otros. Estas cualidades suyas combinan el poder perceptivo de la ciencia con la poesía para ir más allá de la experiencia ordinaria y presentar una visión del mundo que está delineada de modo preciso, es fácil de comprender, y agradable de contemplar. La grandeza en la literatura y en la ciencia se asocia con la visión sublime revelada a través de esa mente que ve más y más claramente que otras, que comprende lo enorme y lo diminuto y lo sintetiza todo en una visión coherente y unificada. La escritura de Somerville evoca lo científico sublime, la capacidad de ver la naturaleza revelada a través de la ciencia para evocar el mismo sentido de majestad y poder que los seres humanos sienten en presencia de Dios. La ciencia es “cálculo exacto” y “meditación elevada”, todas las cualidades de la mente divina, que están duplicadas en la mente humana:

«Science, regarded as the pursuit of truth, which can only be attained by patient and unprejudiced investigation, wherein nothing is too great to be attempted, nothing so minute as to be justly disregarded, must ever afford occupation of consummate interest and of elevate meditation. The contemplation of the worlds of creation elevates the mind to the admiration of whatever is great and noble, accomplishing the object of all study, which in the elegant language of Sir James Mackintosh is to inspire the love of truth, of wisdom, of beauty, specially of goodness, the highest beauty, and of that supreme and eternal mind, which contains all truth and wisdom, all beauty and goodness. By the love or delightful contemplation and pursuit of these transcendent aims for their own sake only, the mind of man is raised from low and perishable objects, and prepared for those high destinies which are appointed for all those who are capable of them» Preliminary Dissertation to Mechanism of the Heavens.

Mary adopta la tradición poética establecida por Milton y los poetas del siglo XVIII, y los poetas románticos de principios del XIX, y la transforma en prosa científica. En este proceso crea una retórica poderosa y persuasiva para la ciencia que se basa en nuevos modos de ver y responder al mundo natural. La ciencia es una actividad colectiva y también una empresa progresiva, progresista e iluminadora que es compatible con, y además apoyo de, tradiciones morales, estéticas y religiosas. La iluminación que proporciona puede ser transformada en iluminación para los seres humanos, y, del mismo modo que la poesía, puede concebirse como una forma elevada de percepción y expresión, con su carácter dinámico y polifacético. El placer estético, pues la ciencia es un encuentro con la bondad, la belleza, y también con lo útil, y el progreso de la ciencia aumentan la percepción de unidad, la contemplación del universo como un todo interconectado, con sus dramas, complejidades y vastedad, un universo vivo, vívido, cálido, y estéticamente satisfactorio entendido, con todo, científicamente. Somerville es capaz de mostrar los modos en que se relacionan la estética y los placeres intelectuales de la ciencia, combinando y fusionando el discurso analítico, cuantitativo, y la dimensión estética de la misma en un todo sin fisuras, con el contenido científico dominando y el elemento estético añadiéndole poder, significado y placer. Subraya así el papel que el drama, la visualización, la imaginación, y lo estético pueden jugar en los discursos científicos.


Su visión del mundo es claramente un modo de percepción holista y multifacético, dinámico, desplegado a través de patrones descriptivos y marcos interpretativos como la plataforma cósmica, el rastreo de laberintos, la naturaleza como un teatro épico, y el paisaje vívido. La complejidad y el aparente caos se captan y resuelven en un amplio patrón de simplicidad y orden. El cosmos es un sistema completo, armonioso y ordenado, la interdependencia y la interconexión son principios fundamentales de la naturaleza, pero también de la ciencia y de la experiencia humana. En la escritura científica de Somerville la naturaleza es activa, y ella la observa atentamente y la retrata dramáticamente. No es una observadora pasiva sino interactiva que entra en la naturaleza imaginativa y analíticamente, y obtiene una comprensión conceptual firme de la mayoría de los fenómenos que observa. La viveza de su retrato deriva en gran parte de su habilidad para conjugar los discursos de la ciencia, del drama, la poesía, la estética, la filosofía y la teología, y lo conjuga todo en una especie de tapiz tridimensional que retrata un mundo activo tal como es visto científicamente. Aproximándose a la ciencia desde perspectivas diferentes proporciona una visión de la misma que incluye sus métodos, temas, conclusiones principales y motivaciones, su significación práctica y filosófica, y sus satisfacciones estéticas e intelectuales.

Para Mary Somerville, la ciencia juega un papel esencial en el contexto de una visión progresista de la cultura, y puede servir como foco de una visión unificadora sólo si está relacionada claramente con otros aspectos de la misma, y si apoya otras metas materiales, sociales, morales, políticas, y religiosas. Crear y promover tal visión tenía un componente intelectual y retórico, requería conocimiento amplio y profundo y habilidades persuasivas, cualidades todas que ella poseía en alto grado.


Este texto es una selección actualizada de los aspectos tratados más ampliamente en: I. Perdomo y Margarita Santana, Mary Fairfax Somerville: lo científico sublime. Clepsydra, Revista de Estudios del Género y Teoría Feminista, pp. 25-36, 2004. ULL.

03 agosto 2013

Matemáticas, Creatividad y Romanticismo. Ada Byron Lovelace

 Ada Byron Lovelace  (1815-1852)

Leo en estos días de verano el Premio Málaga de Ensayo 2012, (H)adas, de Remedios Zafra, un delicioso libro sobre mujeres que crean, programan y teclean, y reflexiona la autora sobre el sonido del tiempo propio de las mujeres cuya labor no reconocida, por no producirse en los límites del espacio de la autoridad, del espacio de la labor profesional reservados a los hombres, exige el esfuerzo de la reconstrucción, del relato no ortodoxo, del desvelamiento de las claves de la ocultación. En los márgenes, en las fronteras entre el espacio público y privado, en las lindes de la creatividad y la imaginación alimentada por una educación científica cuidada en la época del Romanticismo se oculta o se desvela a medias tras las iniciales A.A.L. con las que firma, la genial contribución de Ada Byron, o Ada Lovelace. Y recupero mis notas de una conferencia pronunciada hace años sobre ella y otras mujeres matemáticas que me permitieron trazar una genealogía desde Theano, Hypatia, Sofia Kovalevska y tantas otras mujeres matemáticas que desafiaron la contundente afirmación de Kant:

“Se nos advierte que todo conocimiento abstracto, todo conocimiento árido, debe ser dejado a la mente laboriosa y sólida del hombre. Por ello es que las mujeres nunca aprenderán geometría”

Ada, Hija de Lord Byron y Annabella Milbanke a quien aquel llamaba ‘la princesa de los paralelogramos’, fue educada por su madre en las disciplinas científicas, fundamentalmente las matemáticas. La gran Mary Somerville “la reina de las ciencias del S.XIX”, fue su tutora durante una época. Con sólo diecisiete años conoce a Charles Babbage y el proyecto de su máquina de diferencias finitas, una máquina calculadora mecánica y el más ambicioso proyecto que llamó el Ingenio analítico, una máquina más sofisticada capaz de ejecutar ciertos programas, si bien su realización práctica encontró numerosos obstáculos. El Museo de la Ciencia de Londres construyó en 1991 la máquina de diferencias de C. Babbage probando que los fracasos en su construcción no se debieron a fallos en el diseño, sino a una deficiente realización práctica.

En 1841, Babbage imparte una conferencia en Turín sobre los proyectos de fabricación de su ingenio y un joven ingeniero italiano, Menabrea,  publica en francés un artículo sobre la máquina. La contribución de Ada al proyecto fue particular. Tras traducir el texto al inglés titulado “Sketch of the Analytical Engine” y mostrarlo a Babbage, éste consciente de que Ada tiene sus propias ideas sobre la computación la anima a incluir sus notas e ideas a la traducción. Las notas, que triplican el texto incluyen una variedad de programas para la máquina, uno de ellos servía para computar los números de Bernoulli y es considerado el primer programa de computación.


Entre sus notas Ada incluyó también sus predicciones para el futuro de una máquina pensante. Pensó que podría ser utilizada para componer música, para producir gráficos, y podría ser usada para fines científicos prácticos.

Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales de los tonos en la ciencia de la armonía y la composición musical fueran susceptibles de tales expresiones y adaptaciones (a un lenguaje matemático de programación), el artefacto podría componer piezas detalladas y científicas de música de cualquier grado de complejidad o extensión. (Nota A)

Su imaginación y creatividad resulta sorprendente, pero también su sentido de la realidad y su visión de futuro. En la Nota G, escribe:

Es deseable guardarse de las ideas exageradas que pueden surgir acerca de los poderes del Ingenio analítico. (...) El Ingenio Analítico no tiene pretensiones de originar nada nuevo. Puede hacer lo que sepamos cómo ordenarle que haga. No tiene el poder de anticipar ninguna relación o verdad analítica nueva. Su función es asistirnos. (...) Pero es probable que ejerza una influencia indirecta y recíproca en la ciencia misma. En la medida en que se distribuye y combina las verdades y la fórmula del análisis, éstas están más fácil y rápidamente dispuestas para las combinaciones mecánicas del ingenio, y las relaciones y naturaleza de cualquier objeto de estudio en la ciencia son observadas desde otra perspectiva e investigadas de forma más profunda.

El problema central del Ingenio Analítico y clave para su éxito es precisamente cómo comunicar, cómo ordenar a la máquina realizar rutinas y subrutinas o en otras palabras cómo establecer un eslabón adecuado entre los procesos mentales abstractos matemáticos y las operaciones materiales. Se trataba de encontrar la forma de diseñar un mecanismo por el que un paquete de instrucciones obligara a la máquina a repetir una determinada secuencia de órdenes cada vez que se le requiriera desde el programa principal.

La observación de los telares de Jacquard que se popularizaron a partir de su invención en 1801 y que supusieron un hito en plena revolución industrial dió la clave a  Babbage y Ada. Los telares funcionaban con tarjetas perforadas que hacían que los hilos del telar compusieran el dibujo deseado.


Ada escribió en las notas a la traducción del artículo de Menabrea:

Resulta muy adecuado decir que el Ingenio analítico teje pautas algebraicas, al igual que el telar de Jacquard teje flores y hojas. (Nota A)


Ada muere de cáncer unos pocos años más tarde a la edad de 36 años. Su madre evitó que se dedicara a la poesía, tratando de minimizar la influencia de un padre al que prácticamente no conoció, pero Ada preguntaba a su madre: si no puedes darme poesía ¿puedes darme ciencia poética?. Así concibió su corta trayectoria.


Bowden, pionero en ordenadores, ‘redescubrió’ el artículo y las notas de Ada y lo mandó reimprimir junto a una biografía y retrato de la autora. Y a comienzos de los años 80 del pasado siglo el Ministerio de Defensa americano dio su nombre a un lenguaje de programación desarrollado por ellos.

Estos aspectos de la biografía y repercusión del trabajo de Ada pueden consultarse en uno de los estudios más completos sobre Ada: el de B. A. Toole, Ada, The Enchantress of Numbers. Strawberry Press, 1992. Y en los textos de S. Plant, Ceros + Unos. Barcelona, Destino, 1997. Otros en castellano: L. Figueiras et al., El Juego de Ada. Matemáticas en las Matemáticas. Granada, Proyecto Sur, 1998; X. Nomdedeu, Mujeres, manzanas y matemáticas. Entretejidas. Madrid, Nivola, 2000.